Algunas personas dicen que son sinceras, cuando en realidad están siendo agresivas.
Cuando decimos lo que pensamos sin tener en cuenta los sentimientos de los demás, nos podemos convertir en personas imprudentes, y hasta temidas.
No se trata de ser hipócrita, se trata de cuidar nuestras relaciones y, por consiguiente, a las personas.
Buscá decir lo que pensás de la mejor manera posible. Así vas a evitar decir imprudencias que muy probablemente te saldrían caras, ya que muchas veces toma años curar las heridas causadas por una sola de éstas.
Podés ser firme, y al mismo tiempo ser respetuoso.
Preguntá, escuchá y pensá antes de opinar. De este modo vas a tener más elementos para expresar adecuadamente tus ideas. Es muy importante que recuerdes que lo que uno piensa es tan sólo una opinión entre muchas, y que, precisamente por esto, es indicado no actuar como si uno fuera un exclusivo portavoz de la verdad.
No hay mérito en ser agresivo.
La vida consiste en construir puentes y no en lanzar piedras.